Las redes sociales siempre sorprenden con alguna polémica completamente absurda sacada de la manga. La última en Twitter, la del concierto en Sevilla de Manuel Carrasco, que ayer se presentaba allí con la gira de ‘La Cruz Del Mapa’ y arrasaba de forma épica, para sorpresa de nadie. ¿O sí?
El cantante compartía imágenes del show, en el que se congregaron la friolera de 74.345 personas, batiendo así el récord de asistencia a un show para un solista español. Unas cifras épicas que pronto despertaban a gente que aseguraba que el récord había sido roto con anterioridad. No es realmente cierto: Manuel Carrasco lo consigue como solista.
Pero sí es verdad que ha habido más público congregado en un show en España, claro: Héroes Del Silencio cerraban su gira de 2007 frente a más de 80.000 personas en el público y U2 vendían su gira de 2009 en cuestión de una hora, sumando más de 90.000 personas en su concierto de Barcelona. Pero insistimos: se habla del récord para un solista español.
Y aunque Twitter ardiera comentando que hay artistas con más oyentes mensuales en el país que Manuel Carrasco, este show ha servido como bofetada a dos manos a la burbuja de Spotify: una vez más, se demuestra que las escuchas y los oyentes no garantizan, en absoluto, el éxito en ticketing. La gente puede estar dispuesta a escuchar un track en el playlist de turno y no pagar un duro por ver el directo de ese artista en cuestión. De hecho, es curioso como muchos de los mayores streaming artists de este país hacen giras de salas, Festivales y Ayuntamientos… ¿no deberían, bajo la lógica Twittera, llenar un estadio?
Es decir, sin hacer feos a la era del streaming, que ofrece datos significativos a muchos niveles, también hay otros factores que impulsan la carrera de los artistas hasta llevarla al nivel en el que está Manuel Carrasco. Máxime cuando los datos del cantante han ido increscendo: sus últimos dos álbumes suman un Quíntuple Platino, después de una racha de dos álbumes Oro y tres Platino. Es uno de los poquísimos artistas españoles que puede decir, más allá de gustos personales, que su carrera está tocando nuevos techos veinte años después de arrancar. Lo normal sería vivir un declive o una meseta de popularidad.
Carrasco está ahora mismo en la cima de su recorrido.