16 canciones se juegan este año los VIII Premios Amaro: ocho en la categoría nacional o latina y otras tantas en la internacional. Igual que el año pasado, sólo una podrá llevarse el Premio a lo más chungo de los últimos 12 meses, pero este año tendrán la especial compañía de dos ganadores honoríficos. Efectivamente, por primera vez, el año nos ha otorgado unas situaciones tan sumamente messy y surrealistas, que no podíamos pasar por alto el premiarlas con un merecidísimo Amaro Honorífico.
Amaro Honorífico a Mademoiselle Madame
Una de las sorpresas que nos dejaba 2021 era la transformación de Sofía Ellar. La cantante se calzaba una cutrísima peluca negra, se maquillaba con eyeliner y fingía, durante unas semanas, ser una persona completamente distinta. En su mente, el plan era maravilloso: quería evidenciar los estragos de la fama para después decir que Sofía se había liberado de ellos y volvía a ser libre.
Pero claro, la situación era sumamente absurda: como ella misma había forzado la narrativa, Sofía realmente no se liberaba de absolutamente nada. Súmese a esto que la cantante no va a agenciarse un Goya precisamente por su esperpéntica actuación, que terminaba con un momento ‘Hannah Montana’ gone serie de José Luis Moreno, con la artista quitándose la peluca negra en el escenario de los madrileños Cines Callao, para revelarle al mundo que realmente Sofía seguía viva debajo. Girl, we been knew.
Sólo en la mente de alguien como Sofia Ellar podría existir un proyecto tan chusco como Mademoiselle Madame y tenerlo ella por altamente conceptual. Llegó a contar en ‘Menudo Cuadro’ que “había sido muy duro ponerse todos los días el eyeliner negro”. Pobre niña rica.
Amaro Honorífico al Push Play Festival de Madrid
No ha sido un año fácil para la cultura del directo: los conciertos han ido volviendo Pau-Latinamente a nuestras vidas, pero el proceso ha sido largo y cargante, con aforos y medidas en ocasiones exageradas, y el público también ha tardado en coger el hábito de volver a los asientos de los teatros y festivales. A eso hay que sumarle que a lo largo de este año hemos tenido un exceso de oferta festivalera, por ser espacios al aire libre en los que las bandas y artistas podían tocar frente a mayor público.
Pero claro, los Festivales tienen un precio más elevado que el de las salas, y ha habido conciertos que han resultado invendibles. No vas a convencer a mucha gente de ir a ver a OBK por 80 euros. O a Ella Baila Sola. O Miriam Rodríguez. Es precisamente lo que le ha ocurrido este año al Push Play Festival, que se las ha visto y deseado para llenar el aforo de unas 3.000 personas en el Hipódromo de Madrid. Los conciertos, en su mayoría vacíos o vendidos apenas a un 30% de su capacidad, tenían que ser rápidamente cubiertos con invitaciones de ultimísima hora. `Demarco Flamenco llegó a actuar con una docena de entradas vendidas. A Bonnie Tyler se le quedaron sin vender más de 2.500.
Y claro, las cosas así muchos artistas cancelaron de formas rocambolescas: algunos se contagiaron de Covid casualmente antes del show, y otros, como Ella Baila Sola, alegaron que el mal tiempo les obligaba a cancelar. No hubo ni una nube sobre el cielo de Madrid el día de su concierto. Por todo el mess de público imaginario, devolución de entradas y repertorio de excusas sin pies ni cabeza, el Festival merece su Amaro Honorífico de 2021.
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