Sarah Harding nos dejó hechos polvo hace unos meses cuando anunció un complicado cáncer de mama que no estaba respondiendo bien al tratamiento inicial. Sin embargo, hace unos días daba aún peores noticias, cuando confirmaba que el cáncer se había extendido a su columna vertebral y posiblemente a su cerebro. La artista se niega a recibir radioterapia si el tratamiento no le da garantías de vida, tal y como parecer ser el caso. Los médicos avisaron de que probablemente no llegaría a ver el próximo año.
Las cosas así, Sarah y sus compañeras organizaron una quedada con la ayuda de Peter Loraine, de su management de toda la vida, y se reunieron en el Soho Farmhouse por unos días, de forma absolutamente privada. La quedada ocurrió después de que Harding hiciera pública la noticia en primer lugar, y ha quedado reflejada en el libro que la cantante va a publicar el 18 de marzo, ‘Hear Me Out’, por el que ha vuelto a reaparecer en un par de entrevistas escritas.
La revista británica Glamour ha compartido los pasajes del libro que hablan de la reunión, que os compartimos aquí en español. Así lo cuenta Sarah Harding:
“Me alegré mucho cuando pudimos organizar un par de días para poder estar todas juntas. Podríais llamarlo una reunión de Girls Aloud. El plan era ir a la Soho Farmhouse, que es un club privado con hotel. Sabíamos que sería algo discreto, y además estaba a sólo dos horas de casa de mi madre, donde he estado viviendo durante el tratamiento del cáncer.
Tenía dudas y miedos sobre nuestra reunión a pesar de todo. Iba a ser la primera vez que nos viéramos en ocho años. Ya de por sí eso era algo que me ponía nerviosa, pero era peor aún saber que yo tenía el aspecto que tenía. Pasar por un cáncer es ya complicado, pero los efectos secundarios de todo ello pueden ser igual de difíciles de sobrellevar que la enfermedad en sí.
Los esteroides que tomaba me hacían parecer hinchada y había perdido mis pestañas por la quimio. Para cuando nos fuimos a reunir, las imaginé a todas con aspecto fantástico y glamuroso, mientras que yo… estaba como estaba. No parecía yo. No es que creyera que fueran a juzgarme, claro, pero cuando estábamos en la banda, parte de nuestra historia era ese glamour. Como grupo, todas teníamos nuestros estilos, pero había algo de Girls Aloud que siempre era sexy y elegante. Ahora no podía serlo. Aún así, los días antes de la reunión fuimos a por algo de ropa nueva.
El día que llegué, Nicola, Nadine y Kimberley llegaron al tiempo, por lo que parte de la reunión ocurrió en el propio parking. Nos quedamos en la misma casa y cenamos japonés. Para entonces, ya me había soltado y empezaba a disfrutar de la situación. Nos acordamos de muchas cosas, estuvimos viendo ‘Girls Aloud: Off The Record’, el documental que rodamos con E4 en 2006.
Estábamos tan diferentes por entonces… había algo de inocencia en todo. Recuerdo que Cheryl veía a su antiguo yo casi tapándose los ojos, avergonzada de algunos comentarios de por entonces. Hay un gran salto desde aquella chicas hasta las mujeres en las que nos hemos convertido. Nadine fue especialmente graciosa durante el visionado. Decía: “yo no he visto esto nunca, no recuerdo haber hecho nada de eso”. Nos reímos muchísimo, pero debo decir que sentí mucha nostalgia. “Sólo lo echas de menos cuando lo has perdido”, les dije a las chicas.
Y así habla Cheryl de su compañera y la de reunión:
“Las noticias sobre la enfermedad de Sarah me dejaron muy tocada. Desde aquel día, la tengo en mi pensamiento a cada momento, me encantaría estar con ella todo el rato. Evidentemente, eso no es posible, así que nos llamamos por Facetime cada vez que podemos. Hablamos y reímos durante horas, a veces ella parece fuerte. Otras veces está hecha polvo, la enfermedad te hace ser muy impredecible. Al principio me sentí impotente. No sabía qué decirle al hablar con ella, no sabía qué hacer o cómo comportarme.
Ahora sólo quiero estar con ella y para ella de todas las maneras en las que pueda. Si quiere llorar o reír, sea lo que sea, estar ahí para ella. Escucharla hablar de lo que querría que fuera su vida, o lo que debía haber sido, me rompe el corazón. Me destroza simplemente el pensar en ello.
No quiero que Sarah se arrepienta de nada, ni quiero que se fustigue por cosas que hizo en el pasado. La enfermedad le hubiera llegado de igual manera habiendo llevado otra vida igualmente. No es el resultado, como dicen algunos, de lo que hacemos en la vida. Es simplemente una de esas cosas horribles con las que toca luchar a veces. Y ya.
Cuando nos reunimos en Soho Farmhouse, no hubo lágrimas. Miento, sí las hubo, pero llegaron desde la felicidad y no desde la tristeza. Fue un viaje maravilloso para todas y Sarah estaba espléndida. Siempre ha sido graciosa y elocuente, pero a pesar de todo esto, estuvo aún más graciosa. ¡Dios sabe cómo lo hace!”