La cuenta atrás ha llegado a su fin y Leigh-Anne, Jade, la que hace ahora de Perrie y Jesy a ratos se preparan para el lanzamiento de ‘Confetti’, el sexto álbum de estudio de Little Mix, que llega a plataformas y tiendas mañana. Las chicas han allanado bien el terreno para el disco, con el lanzamiento de tres singles (‘Break Up Song’, ‘Holiday’ y ‘Sweet Melody‘) y otras tantas canciones inéditas (‘Not A Pop Song‘, ‘Happiness’ y la que ahora nos ocupa).
La última de la lista es precisamente la que da título al trabajo completo, y es un nuevo bop. De modo que estamos satisfechos: la era empezó algo dubitativa, pero según se veía viendo venir el día de la publicación del álbum, el cuarteto se ha puesto las pilas a base de bien. Este tema, ‘Confetti’, es una historia de enfrentamiento al desamor desde un punto de vista del tipo “¿sabes por dónde pienso yo pasarme todo este drama? Por la rajeta de todo mi ‘Confetti'”.
Y así, Little Mix nos dejan un estribillo pegadizo y tarareable, de esos con los que uno se empodera desde la ducha, marcándose una coreografía digna de lírico con Marbelys, sólo que ni sería lírico ni quiere uno estar en la ducha con Marbelys. Creednos: nadie que escuche a Little Mix quiere estar en la ducha con Marbelys. Si acaso con Vicky Gómez, que generacionalmente resultaría más relatable.
Pero pongamos el foco donde el foco merece estar: en ese beat oscuro, en ese importante derroche de hooks, en esa ilusión de que el drama y las aspiraciones nos caigan encima como brilli brilli al ir paseando por la calle marcándonos el playback del tema. ¿Qué pasa? Jamás se cansa uno de hacer de Milli Vanilli. Aunque no tenga el pelazo para la hairography.