2004 era una temporada complicada para ser estrella del pop en España. La oleada de ‘Operación Triunfo’ había dado lugar a una generación más fan que años anteriores, pero la ausencia de redes sociales donde fomentar visibilidad y debate complicó mucho la subsistencia de los fenómenos a largo plazo. De modo que hasta que llegara la era Auryn, Sweet California, Abraham Mateo, etc., la estela de aquellas estrellas del pop dosmileras daba sus últimos coletazos.
Natalia empezaba a agonizar, Merche se aferraba al melódico, y Marta Sánchez parecía la única capaz -en parte gracias a su tirón de curriculum- para vender pop en España. En medio de toda esta situación, Roser tenía que poner a prueba su resistencia con un segundo álbum, ‘Fuego’, que tenía que retener al público de ‘Desperte’, aquel primer trabajo post ‘Popstars’.
Y las cosas no funcionaron al mismo nivel: el segundo trabajo de la artista debutó en un mal #32 en la lista de álbumes del país, y aquello pronto pasó de hoguera de San Juan a ascuas en una barbacoa. A pesar del traspiés, que llevaría a Roser a dejarse guiar a un álbum homenaje a ‘Raffaella’ que… Dios santo bendito, aquel disco podía haber tenido algo más de tirón, y tiene mucho bueno que destacar.
El lead single, ‘Fuego’
Esto es un hit. Sí, podría haber tenido una producción más sofisticada, no ir tan a saco en sus bases y beats, pero ‘Fuego’ es un bop popero indiscutible. Y lo que es más, ahondaba en una tendencia en la que pocas metían mano en aquella época: el reggaetón. Parece impensable que hoy día el pop no se deje influencias por bases latinas, pero en 2004 aún estábamos en una era post- Vale Music en la que el latino era más verbenero que urbano, y Roser se lanzó a la piscina componiendo ‘Fuego’ sobre un reggaetón que disfrazo con electrónica. Era directa, era ruidosa, estaba bien cargada de hooks… y como guinda al pastel fue también publicada como ‘Foc’, en català.
El vídeo para ‘Fuego’ se pasaba de ambicioso, a medio camino entre ‘Sin City’ y el ‘Toxic’ de Britney Spears, pero pasado el tiempo podemos declararlo un fantástico guilty pleasure en el que Roser lo da todo disfrazada de espía slash súper heroína.
Lo único que fue una pena en ‘Fuego’ -el álbum- es que Roser no jugara mucho más con estos ritmos. El otro tema un poco al hilo era ‘La Trampa’, que fue elegido tercer single aunque apenas llegó a sonar, donde la artista se lo pasaba pipa con el flamenco, las castañuelas y el pop, sin firmar un ‘Bulería’. Porque en aquel disco, todo terminaba sonando muy Roser, para lo bueno y para lo malo.
El espíritu ‘Popstars’
En una reciente reunión de ‘Popstars’ con FórmulaTV, contaba Mara -una de las finalistas del concurso- que ella no tenía demasiado espíritu de “popstar”. Pero Roser sí. Roser tenía -y tiene- muchísima cara. Roser venía de estudiarse bien a las divas y no había mirada a cámara, golpe de melena o taconazo en el suelo que se le resistiera. Son esas cualidades que precisamente le complican el éxito discográfico ahora las que se lo permitían en los primeros dosmiles, porque ese perfil era el que teníamos en el pop como referente de lo que era una ‘diva’. Y en España eso sólo ocurría con el perfil de Marta Sánchez.
Y Roser llegó a ‘Fuego’ aleccionadísima después de su debut: Roser se creía los mensajes de canciones como ‘Tan Sólo Tú’ o ‘Libertad’, Roser te vendía el producto con la convicción de un predicador envuelto en glitter, Roser se venía arriba en el estudio y sacaba adelante el trabajo porque se lo creía. Aunque tú tuvieras tus dudas de si era realmente tan estupendo como ella lo veía. En el pop, es tan necesario un buen producto como un producto bien vendido.
Porque Roser se creía su papel de estrella del pop. Y a diferencia de muchas caras que hemos ido conociendo a través de la televisión, esa seguridad hacía que todos nos lo termináramos creyendo.
La chica para todo
Roser no era -ni es, si nos perdona el atrevimiento- una gran vocalista. Su voz no tiene unos matices de la leche, ni sus interpretaciones vocales son especialmente memorables. Pero como tenía cara, y tenía garra, en el pop bailable ponía toda la carne en el asador. ¿Un poco gritado? ¿Y? Si en mitad de temas como ‘Es Tu Momento’ o ‘Es Tu Vida’ lo único que uno quería era un ventilador gigante delante que dotara los playbacks de elementos melodramáticos suficientes.
Y la Roser de ‘Fuego’ hacía uso de esa capacidad en las baladas del álbum, los temas de mayor inspiración R&B, la electrónica… Un poco ese perfil Jennifer Lopez de saberse una cantante correcta pero sacar partido de ello. Porque nadie iba a fijarse en los melismas, los riffs y los runs si se sentía empoderado y con ganas de mover el cucu, o si había sacado ya los kleenex y su intención era sumirse en la telenovela de ‘Sólo Existes Tú’ o ‘Dame Una Estrella’.
En aquel disco, Roser quería ser la chica para todo. España no estaba lista para seguir sosteniendo el pop de ese estilo en aquel momento, pero ‘Fuego’ fue un álbum que presentaba a una artista contundente, sólo necesitada de refinar su discografía. Algo a lo que el paso de los años no ayudó: el perfil de Roser fue tornándose más ‘Duro De Pelar’ que ‘Quiero Más De Ti’, pero siempre nos quedará la nostalgia de bombas como ‘Fuego’.