Marina Jade. Tratemos de enfocar el tema para que todos partamos de un punto de vista más o menos realista. Marina Jade fue un perfil absolutamente positivo dentro de la Academia de ‘Operación Triunfo 2017’. La artista visibilizaba una parte algo silenciada en medios del colectivo LGTB+, se mostraba comprometida en asuntos sociales y, además, debutaba con un single bastante estupendo, ‘Drinking Like I’m Sober’ -de hecho de los mejores leads de su edición-. Pero pronto se convirtió en un personaje molesto para las redes: demasiado comprometida, demasiado pretenciosa, demasiado poco pulida, demasiado de andar por casa. Marina Jade tiene un pie en el perfil Thalía Garrido y otro, cada vez menos firme, en el de “a ver con qué nos sale”.
Nosotros, después de su debut, nos interesamos bastante por saber con qué pretendía continuar su carrera. Y reconocemos que ‘Solas’ no era precisamente lo que imaginábamos, pero tampoco nos resulta un single molesto: una especie de bolero modernizado, no absolutamente rupturista con respecto a su debut y que la situaba en el español para seguir, más adelante, dando pasos en él.
Pero llegó su vídeo oficial. E igual que ocurrió con ‘Drinking Like I’m Sober’, demostró que hay un severo problema en la carrera de Marina Jade: la imagen. No la suya, el gusto por los visuales. El aspecto creativo se tambalea en lo visual y roza incluso lo directamente chapucero. Lo hizo en aquel primer vídeo, que combinaba planos estupendos con planos bastante cutres, pero queda mucho más en evidencia con el clip de ‘Solas Tú Y Yo’.
https://youtu.be/acneSmou5b8
El story telling fallido
Si un vídeo clip va a contar una historia, en este caso el de la ruptura de una pareja que vive una relación apasionada, procuremos que la historia no se convierta en viral por lo ridículo de sus actuaciones. Hubiera sido mejor contratar a un par de actores que hicieran el papel que exponerse ellas con una nula capacidad interpretativa a fingir un desencuentro que termina pareciendo un sketch de algún instituto.
‘Solas Tú Y Yo’ arranca con esa discusión y arrastra al vídeo a su nivel: el espectador parte de algo tan malo que levantar después su percepción del clip resulta prácticamente imposible. En su mente, Marina Jade aparece diciendo “estoy harta” de forma tragicómica, con mas highlighter que capacidad actoral, hasta que el clip llega a su fin.
Los cambios de iluminación o fotografía
Pero es que tampoco cabe esperar que ‘Solas Tú Y Yo’ permita un margen de mejora. Al igual que ocurría con su anterior vídeo, los planos más o menos dignos -muy pocos, en este caso- se combinan con escenas de calle que parecen rodadas con el móvil sin demasiado mimo por el detalle. De pronto las protagonistas tienen un foco de luz blanca en la cara, de pronto la iluminación es otra completamente distinta. De pronto la mitad de la cara de Marina está en la sombra, de pronto apenas puede verse lo que ocurre.
Y esto combinado con el filtro retro de los planos del baño, el filtro de halos de luz de ella en la bañera, y lo crafty de prácticamente el 80% del clip, que parece un trabajo de fin de curso de algún principiante. Y no precisamente de los de notable alto.
Por qué hay que cuidar detalles cómo estos
Decíamos que Marina Jade tiene un pie en el perfil Thalía Garrido: el del hazmerreír de redes sociales. Y puede que sea duro leerlo, porque artísticamente es bastante más solvente que Garrido a muchos niveles. Pero estos momentos virales, que puede que ella considere que dan visibilidad al vídeo, lo que hacen realmente es restar credibilidad a su perfil. No anima a comprar entradas para su gira, anima a verla como un esperpento que recordaremos en Twitter por un gif en el que aparecía bajando unas bragas.
Y es que todo ese momento provocador es fallido: el clip no es sexy, ni es atrevido, ni es apasionado, ni creíble en algún punto. Porque parece una reunión de amigos en la que, entre risas, se graba un vídeo para una canción de turno. Nadie se lo toma en serio y en el resultado, se intuye. De cara a la galería, es el clásico “yo tengo un amigo que tiene un móvil bueno y nos hace el favor, seguro”. No es serio.
Y es una pena, porque como decimos, Marina Jade podría haber sido una artista singular dentro del panorama pop español. Tuvo algunos momentos lucidos, como aquel de colocarse las equis en los mofletes, un poco K-popero, el de tirar de colorinchis, haciendo que su cambiante pelo fuera algo más que un ramalazo. Se le intuía algo de ambición artística.
Pero mientras el chiste impere sobre la creación, no habrá quién saque brillo al Jade. Marina necesita una bofetada de realidad que la lleve de vuelta a los buenos temas y vídeos puede que menos ambiciosos, pero con un mejor resultado.