Arranquemos este post hablando de lo tremendamente insufrible que nos resulta ‘Baila Conmigo’ de Daivy. Incluso si no la has incluido en tus playlist, o no la has escuchado voluntariamente en alguna plataforma, habrás tropezado con su estridente e incómodo soniquete en Instagram Stories o te lo habrán colado el fin de semana en algún local. No hay duda. La canción ha sido #8 en España y es Platino, aunque ya ronda los 100 millones en Spotify.
De modo que si Jennifer Lopez quería volver a conquistar al público latino con un sampleado tan eficaz como irritante, sí, tenía en ‘Baila Conmigo’ la estrategia perfecta: la canción es instrumental, con lo que colarle la letra encima habrá sido más o menos sencillo, y con seguirle el juego a su gancho central estaba el trabajo casi hecho.
Y Jennifer sabe que en los últimos años, su vertiente latina ha funcionado bastante mejor que la angloparlante: el funk de ‘Medicine’ tiene apenas 12 millones de escuchas, una menos que su cover de ‘Chegaste’ junto a Roberto Carlos. Aunque esta última la promocionó bastante menos. ‘Ni Tu Ni Yo’ y ‘El Anillo’, casi 100 millones. Su single con Bad Bunny rondando los 50. ‘Dinero’ y ‘Amor Amor Amor’, igual. Pero ‘Us’ apenas tiene 12 millones y ‘Limitless’ 3. No hay más preguntas, señoría.
J.Lo se escuda en el latineo y bien por ella, porque suele manejarse en él con soltura, pero hay algo en ‘Baila Conmigo’ de lo que debería deshacerse: ese forzadísimo acento latino que nunca ha tenido y que no le sale natural porque no sabe hablar así en español. Su español es más bien neutro, y pronunciar las cosas como si se hubiera criado en casa de Maluma no se le da bien. Porque termina mezclando eses liquidas con ausencias de las mismas y uno no sabe si está escuchando ‘Baila Conmigo’ en la voz de Jennifer Lopez, Beatriz Luengo o Paz Padilla.