‘OT: El Concierto’ : Sobredosis de nostalgia, pero mucha escasez de trabajo

‘OT: El Concierto’ : Sobredosis de nostalgia, pero mucha escasez de trabajo

El lunes por la noche, en el Palau Sant Jordi, se despedía, teóricamente de manera definitiva, ‘OT: El Reencuentro’, con un concierto ante 15.000 personas para recordar lo que había vivido el público del concurso hace ahora 15 años. Del concierto se han dicho en prensa desde cosas absolutamente negativas (muchos lo tildaron, por ejemplo, de ‘verbena’), cosas positivas (prácticamente todas basadas en el efecto nostalgia) y verdaderas sandeces (el artículo del estercolero en el que ElPaís se ha convertido, hablando del daño que ‘OT’ le causó -y causa, aparentemente- a la industria musical).

Lo cierto es que en este país hay que atacar a ‘OT’ por destruir la música, en vez de atacar a las discográficas por sus terribles desaciertos con los precios hace un tiempo, a las radios del país, por su absoluta dejadez, o a las televisiones que no apuestan por la música más allá de un par de minutos al día. Pero es más fácil atacar a un programa que acercó a muchos adolescentes a clásicos, que juntó a las familias en el salón durante una horas, y sobre todo, que devolvió a España a las tiendas de discos, al menos por una temporada. Pero es más fácil culpar al público de un Bustamante de 19 años de que no se compraban los discos de esta o aquella banda. Porque eso tiene todo el sentido del mundo. Voy yo ahora a culpar a Malú, omnipresente en televisión, de que McEnroe no sean disco de platino. ¿Veis la lógica?

Pero bueno, más allá del absurdo de críticas de cuatro cobardes que no apuntan en la dirección correcta con sus rabiosos ataques, es cierto que al concierto de ‘OT’ se le pudieron sacar muchas pegas: por mucha nostalgia que nos provocará, mucha histeria que derrocháramos durante el show, y mucho flashback en el que estuviéramos inmersos, hubo enormes carencias a nivel espectáculo.

Para empezar, el escenario estaba bajísimo. Era imposible verles actuar una vez pasada la quinta o sexta fila de la pista general. Y eso que la gente se cortó bastante con el uso de móviles, pero la altura no daba y uno tenía que ponerse a saltar si quería verles más allá del cuello. Por otro lado, los visuales de las pantallas parecían haber sido elegidos un par de horas antes del show, y del sonido mejor si ni habláramos.

En el Palau Sant Jordi no se escuchaba absolutamente nada de sus voces. Es cierto que el público vociferaba todas y cada una de las canciones, pero el volumen de la voz de los cantantes era demasiado bajo. Curiosamente, en la emisión de TVE el efecto fue el contrario: apenas se pudo disfrutar del entusiasmo del público, completamente entregado cada minuto, y el sonido fue espantoso en lo que a la banda se refería.

 

El subidón de los hits más reconocibles

Lo mejor del show llegó con los singles de los concursantes, unos hits de consumo rápido que dejaron contenta a una audiencia deseosa de volver a 2001/2002 para disfrutar de ‘Vida’, ‘Ellas’, ‘Vas A Volverme Loca’ o ‘Ave María’. En este sentido, el bajón fue la elección de Naim Thomas, que cambió su único hit real, ‘Cruel To Be Kind’, por ‘Ven A Funky Street’, imaginamos que por aquello de no tirar de un cover; la ausencia de ‘Caradura’ o ‘A Solas Con Mi Corazón’ de Rosa, o Bustamante, anteponiendo ‘Además De Ti’ a ‘El Aire Que Me Das’, suponemos que obligado por los motivos que os detallamos en un par de párrafos.

 

El bajonazo de la sección propuesta por Whoan Camus

Geno daría las gracias a un Whoan Camus que llegaba al escenario entre pitadas y abucheos, pero lo cierto es que su afán por darle a Fórmula Abierta una sección de solos fue un desastre. Tuvimos que soportar a Camus destrozando por completo ‘Angels’ de Robbie Williams, a Geno metiendo la pata hasta el fondo con su elección de canción y a Javián tratando de salvarse del naufragio con una versión algo más rock de ‘Vivir Sin Aire’, que por lo menos, no lo hundió tan profundamente como a sus anteriores compañeros.

Lo sentimos, pero Fórmula se habrían lucido más sin ese apartado de solos. A cambio, hubiéramos pedido un par de actuaciones grupales más: tampoco teníamos especial necesidad de escuchar ‘Santo Santo’ o ‘Vivir Lo Nuestro’, para ser sinceros.

 

Los que brillaron: Chenoa, Mireia, David Bisbal

Curiosamente, hubo alguien del desastre de Fórmula Abierta que sí consiguió salir a flote: Mireia. La muchacha fue de las que más afinó durante la noche y se marcó un ‘Hijo De La Luna’ bien elegido y mejor cantado. Nos parece muy bien que la pasión de la cantante sea el público infantil, pero ¿dónde está su álbum en solitario? Por lo menos que se le deje intentarlo.

Por otro lado, la noche fue de Chenoa y David Bisbal: Bisbal, porque a cada aparición provocaba histeria y tiene unas tablas sobre el escenario que para sí quisieran más de la mitad del resto. No se trata de más o menos copias vendidas de sus discos, es un ganarse al público en cada actuación. Y eso que Bisbal partía con la segunda peor imagen del reencuentro, sólo empeorada por Camus.

Lo de Chenoa ya fue el colofón a su año de gloria. Además de seguir de gira con ‘Soy Humana’ y en ‘Tu Cara Me Suena’, la cantante arrasó en ‘El Reencuentro’: los documentales la han acercado al público, su actuación con ‘Sueña’ y ‘Atrévete’ volvió literalmente loca a la audiencia y comparte con David Bisbal el momento de mayor impacto de la noche. Cobra o no cobra, ‘Escondidos’ se comió incluso a ‘Mi Música Es Tu Voz’. Actualmente, por cierto, es el tercer tema más vendido de España en iTunes, doce posiciones por encima del himno oficial de ‘OT’.

 

Los que se quedaron cortos: Bustamante, Alejandro y Naim

Dejando de lado que Whoan Camus o Verónica apenas afinaron durante las dos horas de show, que a Natalia ‘Vas A Volverme Loca’ se le fuese de las manos vocalmente, o que Gisela fracasara estrepitosamente poniendo caras raras y tratando de resultar sexy durante ‘Vida’, hubo tres concursantes que no cumplieron con las expectativas.

Bustamante lo tiene justificado: fue ingresado de urgencias a causa de un principio de neumonía esta misma semana, y se le veía sufrir a la hora de sacar la voz. Ha tenido que ser frustrante, porque David es, con diferencia, el triunfito que mayor despliegue vocal tiene, y que con menos esfuerzo controla su torrente de voz.

Alejandro se equivocó en su canción en solitario: si con ‘Ellas’ el público se vino arriba, la segunda elección provocó un sopor general, que, para más inri, llegaba poco después del arranque del programa, haciendo que se perdiera el momentum que ‘Lady Marlmalade’ y ‘Corazón Espinado’ habían provocado. Entendemos que Parreño trataba de dejar claras sus influencias musicales y desmarcarse algo del setlist de talent, pero no era la noche para eso.

Naim tampoco dio en la diana: además de equivocarse eligiendo ‘Ven A Funky Street’ como número en solitario, su actuación con Verónica en ‘I Finally Found Someone’ fue bastante desastrosa. Y es que, se perdonó que en ‘Sueña’ Chenoa y Rosa se quedaran a la mitad de lo que hacían en 2002, porque era un momento absolutamente mágico. Pero Naim y Verónica necesitaban más chicha para sostener esa canción, y la magia se perdió por el camino.

 

A pesar de todo, insistimos, la noche en el Palau Sant Jordi fue mágica. Fue un no parar de emociones, un volver a aquella época en la que, de pronto, a una panda de adolescentes un tema de M Clan le parecía más temazo que el último de Nsync; que cantaba más ‘Lucía’ que la última canción de la temporada que no paraba de sonar en la radio, y que rendía homenaje a muchos clásicos pop de decadás atras.

‘OT’ no destruyó la música, pequeños imbéciles, acercó a mucho público joven a ella. Posiblemente, si este que escribe no hubiera disfrutado de ‘OT’, no compraría ahora discos a Zahara, a Manel, a Varry Brava, a Izal, a Alondra Bentley, Fuel Fandango, Grises o Soleá Morente. A este que escribe, como a muchos de su generación, ‘OT’ le dio el impulso para rascar más a fondo en el mundo de la música de este país. Poquito a poco, de la misma manera que un niño de cuatro años comienza escuchando El Cantajuego y no recitando a Bob Dylan.

Y sin ‘OT’, puede que en la estantería de CDs de nuestras casas sólo hubiera discos de Malú y Alejandro Sanz. Preguntáos ahora, músicos rabiosos por un programa de televisión, el porqué.

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