Abraham Mateo tiene un nuevo álbum en el mercado. Puede que no te hayas dado cuenta, porque la promo del artista, al menos en nuestro país, ha ido decreciendo paulatinamente desde que descubriéramos el primer single del proyecto, ‘Loco Enamorado’, y hasta la publicación del disco, prácticamente editado con el colchón que las redes sociales le han dado.
Las cosas así, no es de extrañar su pésimo funcionamiento comercial. ‘A Cámara Lenta’ es un fiasco en las listas de álbumes españolas y el disco de menor éxito del cantante hasta la fecha, aunque, a priori, todas las señales indicaban que sería al contrario y que Mateo viviría, en este renacer latino, el mayor de sus impactos en las listas.
Puede que para artistas de su estilo, el concepto ‘álbum’ haya quedado algo desfasado ya y se limite a ser un recopilatorio de singles ideado para terminar de dar forma a una era, pero hay algo en ‘A Cámara Lenta’ que hace que de lástima que esa sea la idea que vaya a acompañar el trabajo. Antes de seguir hablando de ello, parémonos a descubrir cuáles son las tres claves que lo definen.
Es descarado push del álbum generó el efecto contrario
Si hay algo que ha sido evidente en el renacer latino de Abraham, es que su discográfica, Sony Music, lo tuvo como prioridad al menos con los primeros singles: el plantel de colaboradores incluye a Farruko, Jennifer Lopez, 50 Cent, Austin Mahone y Yandel, artistas, a priori, bastante A-List para el producto patrio medio. De primeras, como decíamos antes, el push funcionó: ‘Loco Enamorado’ se convertía en el mayor hit del artista en América Latina, y sus resultados en España eran los mejores en mucho tiempo.
A la larga, el single ha superado los 160 millones de reproducciones en Spotify y no hay duda de que es ya su mayor hit, con 10 veces más reproducciones que su emblemático ‘Señorita’ de hace unos años. El tema, sin embargo, puso la barra demasiado alta, y sus colaboraciones con 50 Cent y J.Lo no llegaron a igualar los datos. Paulatinamente, el desinterés por el proyecto ha ido a más y ese push inicial de Sony se ha convertido en una desventaja para el artista, porque el resbalón de los demás singles del álbum -el que le da título apenas llega a los 10 millones- queda como una mayor tropiezo del que realmente es.
Los singles son mejores que los nombres
Y es que los invitados se han encargado de darle pompa a ‘A Cámara Lenta’, pero la realidad es que las canciones en solitario de Mateo son bastante mejores que aquellas en las que se deja acompañar, a excepción de ‘Háblame Bajito’, esa suerte de ‘Attention’ latino que sigue teniendo todo el encanto y rollito del mundo, con o sin 50 Cent y Austin Mahone en sus créditos.
Pero, por ejemplo, los arreglos salsa de ‘La Boca Agua’ resultan bastante más atractivos que la paupérrima producción de ‘Se Acabó El Amor’, con J.Lo y Yandel, y la tropical y dulzona ‘La Noche’ pasa mejor que la suerte de ‘Despacito’ en rebajas que fue el primer single del disco. Al final, resulta que las canciones que el álbum incluye pero no han sido singles, autoproducidas, por cierto, por el propio cantante, tienen más gancho que las que se anunciaban como cabezas de cartel.
La regeneración de Abraham Mateo es un éxito
Si hay algo indiscutible es que Abraham ha tenido éxito en su reconversión a ídolo latino, más allá de que las cifras acompañen o no al disco: el muchacho se ha sabido adaptar como nadie al estilo, y parece que fuera el suyo desde que se estrenara en el mundo musical. A nadie le extraña verle lucir la chulería post-ruptura de ‘Karma’, sacar partido telenovelesco de ‘Mejor Que Él’, y manejar el arte de la seducción en ‘A Cámara Lenta’ incluso en el momento en el que dice ‘Abraham Mateo, eo’. Es el perfecto galán latino millennial, con su pelazo engominado, su medida mirada a cámara y sus movimientos en la esquina del club.
No hay un sólo track en este álbum que indique que antes se dedicara a menear el esqueleto a ritmo de pop.
Porque, de hecho, es su colaboración con 50 Cent y Austin Mahone lo más popero que puede encontrarse en el disco, dejándole a uno con la curiosidad de ver cómo se manejaría en un medio tiempo del estilo, permitiendo liberar al álbum del peso de canciones algo más random como ‘La Noche’ o la terrorífica ‘La Española’, que desgraciadamente no habla de aceitunas, sino que perpetúa todos los clichés posibles de la mujer de turno. Lo arregla con la sugerente ‘En Tu Colchón O En El Mío’, o con la mayor parte de la primera mitad del disco, que tiene bastante appeal.
Es una pena que el disco no haya sido fabricado para resultar competente a menor escala, sino con las miras puestas en una conquista más a lo bestia que parece no ir a darse finalmente. El caso es que hay material para que Abraham, promocionado en condiciones y sin apuntar a cientos de dianas, hubiera salido muy bien parado de esta aventura. No es un álbum innovador, no hay enormes composiciones, pero es altamente meritorio que el artista, a sus apenas 20 años, haya sabido reinventarse con éxito, autoproducirse con éxito y lanzar una colección con una notable carga de bops en su tracklist.
Temas clave: ‘Háblame Bajito’, ‘A Camara Lenta’, ‘La Boca Agua’
Debería escuchar el disco cuando… estés preparándote para salir un sábado noche. En la ducha.