Liam Payne está hasta la punta de su Fernández-Versini de que le atribuyan parejas sin ton ni son, cual si fuera él Jesulín de Ubrique cubierto de bragas en una plaza de toros en 1995. No puede más, no lo soporta, le genera una innecesaria fatiga que deja los problemas de ansiedad de Zayn a la altura del betún.
Pero ojo, no creáis que es por hartazgo personal, o por tener que andar emitiendo comunicados sobre su soltería cada dos minutos, ni tan siquiera porque se vaya a hacer la picha un lío cuando llegue San Valentín y no tenga claro a quién demonios tenía que enviar el ramo de petunias. Está harto del tema porque es un icono feminista. Liam Payne, british Dolores Ibarruri.
¿Las 13 rosas? Ni idea, sólo conocemos a Liam Payne, que en 2018 escribió un tuit y terminó con las barreras del patriarcado, alzado sobre una montaña de singles de ‘Best Song Ever’ con una bandera en la que aparecía una gigantesca vulva dibujada. Y por el otro lado una imagen impresa de la promo de ‘Sound Of The Underground’, porque era un trapo que se llevó sin querer de casa de Cheryl, pero tampoco entremos en detalles.
La lucha feminista está viva con iconos como Liam, que exige respeto por las mujeres que trabajan con él, y no es para menos: imaginad haber tenido que pasar por el trago de verle promocionar ‘Bedroom Floor’ y tener que bailarle el agua como fingiendo no saber que eso jamás sería un éxito. Esas mujeres son nuestras heroínas -de femenino de héroe, no de material sobrante del ‘Tour Caos’-.
Liam está soltero, soltero y feminista, con lo que es un partidazo: se ha posicionado de golpe como el One Direction de mayor interés del tipo romántico, ahora que Harry es Mick Jagger, Zayn no sale de casa desde 2011 y Niall es moreno. Había otro más, pero Dios sabe. ¿Era feminista, acaso?