Parece que los Javis han decidido renovar la cabecera de ‘Paquita Salas’ con su llegada a Netflix, y con ello, tomársela al pie de la letra. Y es que ya avisa su arranque de que “Paquita tiene una pena”, pero no esperábamos que su pena, y la de los personajes que la rodean, fuera a ser el argumento central de toda la temporada.
Que oye, para enamorarse de los personajes, muy bien, para echar una lagrimita con sus historias, también, pero si lo que uno quería ver era una serie directa, sencilla y tremendamente cómica, que era básicamente lo que presentaba su primera temporada, pues no. Y es que sí, en aquella tanda de capítulos estrenados en ‘Flooxer’ si veíamos algún rasgo de la personalidad de Paquita, sí nos dejaban entender al personaje, pero no se ahondaba en ello, sino en las situaciones que ocurrían en su entorno.
Con la llegada a Netflix de la serie ha habido un aumento de presupuesto tan elevado como lo ha habido de intensidad y al final, uno se queda con la sensación de que la comedia estaba ciertamente falta de… erm, comedia.
¿Es necesario, por ejemplo, que dos de los capítulos nos retrotraigan a la infancia de Lidia San José? ¿Es, de hecho, necesario, tanto peso de su personaje? Evidentemente no, porque funciona mejor como secundario ocasional que como principal, pero con algo había que tapar la escasísima presencia de Belén Cuesta esta temporada, co-causante de la mayoría de situaciones hilarantes de la primera temporada.
Sin tanta presencia de Cuesta, Yolanda Ramos y San José cogen el mando, y el resultado no es el mismo, aunque gracias a la primera nos sigan regalando momentos tan surrealistamente cachondos como la grabación de ‘Equipo De Investigación’ en el despacho de Paquita.
Y sí, la segunda temporada aún es capaz de dejar algún one-liner: el momento de “¡verano mágico en Telecinco!”, el absurdísimo debate sobre japoneses que roban dominios web, o el apoteósico final de la serie demuestran que hay Paquita para rato, sólo hay que desempolvarla de tanto abrillantador.
Empezando, de hecho, por el absoluto exceso de cameos de la temporada: Eva Santolaria, Virginia Rodríguez, Ana Obregón, Antonio Resines, Beatriz Luengo, Roi Méndez, Miriam Díaz Aroca, Yohanna Cobo, Hugo Silva, La Terremoto De Alcorcón, Paz Vega, Verónica Echegui, Kira Miró, Esty Quesada… ¿estamos seguros de que la serie tenía lugar para ellos o el lugar para ellos se ha intentado convertir en serie?
El salto de ‘Paquita Salas’ a Netflix se ha consumado con una segunda temporada correcta, pero no a la altura de la primera. Necesita recuperar la frescura, perder intensidad, y sobre todo, famoseo. Menos caras conocidas, y mejores caras.