Bienvenidos a ‘Qué Tiempo Tan Feliz!’, la sección con la que echamos la vista atrás a canciones que, por un motivo u otro, han marcado la historia del pop y creemos que son merecedoras de volver al recuerdo general. Coged vuestros minidisc, cassettes, vinilos o CDs, porque viajamos atrás en el tiempo para revisionar alguna joya.
Rebobinemos pues hoy hasta 2003, cuando Alejandro Sanz se reinventaba en clave pseudo-urban arrastrado por el espíritu de The Black Eyed Peas.
La canción era más larga que un día sin pan. La canción la ponía uno mientras se preparaba el zumo de la mañana, y de pronto se veía sintonizando ‘Fan Club’ a las 9 de la noche sin que hubiera llegado a su fin. La canción se estrenaba en primavera y terminaba en invierno. La canción podía haber servido de banda sonora de fondo a todo ‘Lo Que El Viento Se Llevó’, y hubiera alcanzado incluso para los créditos.
Casi 6 minutazos de tema en los que Alejandro Sanz ponía punto y final -sort of- al ambiente melódico que había rodeado a su tres anteriores lanzamientos. Ni pianos, ni balada clásica con puntito de poesía. La poesía la empleaba Sanz para, a golpe de persistente batería, marcar el beat de una canción que lo hacía volver casi rapeando, en un tono bastante más urban aunque la instrumentación fuera mucho más natural de lo que la veíamos por aquel entonces.
Había en ‘No Es Lo Mismo’ un punto de directo, un punto de frescura, y claro está que, sí Alejandro Sanz había pensando en dar una vuelta de tuerca a su producto, había acertado de pleno con el tema: ¿hubo realmente alguien no sorprendido con ‘No Es Lo Mismo’? Sanz jugaba tan bien sus cartas, que, además de disimular su pérdida de registro vocal a base de fraseo con acierto, supo dotar al single de un estribillo capaz de quedarse en la retina de todo el mundo que lo escuchara.
Sanz abría la veda de una de las primeras olas del purposeful pop -invented Katy Perry, tbh- de nueva era, con una letra que abogaba, de manera socio-cómica, por levantarse, pelear, y moverse contras las injusticias: “Ni es lo mismo decir, opinar, imponer o mandar, las listas negras, las manos blancas verás, no es lo mismo”, decía un Alejandro Sanz al que, otra cosa no, pero como mínimo había que aplaudirle la capacidad de escribir y aprenderse semejante tocho de letra de, insistimos 6 minutos non-stop.
Si decíamos que se había inspirado para su reinvención en lo que The Black Eyed Peas había hecho apenas meses atrás, más evidente fue aquello cuando ‘No Es Lo Mismo’ se publicó en vídeo. Un clip en tonos tierra y amarillentos, que mostraba a Sanz yendo de urban a tope: poniendo de moda -o siguiendo la moda, años después es difícil decidir si fue primero la gallina o el huevo- las medallitas militares, los outfit de camisa y camiseta de tirantes, como si todos fuéramos a acabar en Bosnia Herzegovina, pero no de guerra, sino viendo Eurovisión en una cena de amigos.
El Will.I.Am patrio cambiaba el signo de interrogación por los de suma y resta en un vaso, poniendo en contraposición los conceptos de vaso lleno y vaso vacío, porque no es lo mismo (¿lo pilláis? Si no, en serio, id buscando plaza en un centro de necesidades especiales). Y a falta de Fergie, buena es una cancha de baloncesto y un montón de gente en plan urbana, como si vinieran de escuchar hip-hop en vez de ser, realmente, haber estado en un concierto, yo qué sé de La Unión.
El clip duraba, como entenderéis, la misma cantidad de eternos minutos que la canción, y por tanto, no había televisión en su sano juicio que lo emitiera completo, especialmente porque tampoco es que visto un minuto, pasara nada más allá de él. Era todo el rato un bucle con las mismas imágenes, como si una secta tratara de convencerte de que te pusieras los símbolos de plus y minus sobre los ojos y jugaras con tus amigos a ‘El Laberinto Del Fauno’.
Oye, otra cosa no, pero Alejandro Sanz es absolutamente infalible en listas: con lo cual, evidentemente el disco saltó directamente al #1 de la lista de álbumes española y fue certificado 8 veces Disco de Platino. El single en sí llegó al #1 de Los40, lista de la que siempre os hablamos porque sabéis de lo difícil de valorar el éxito de un single en el mercado español por la época. En cualquier caso, aún hoy, 15 años después de su lanzamiento, suma más de 25 millones de streams entre distintas plataformas.
A nivel de premios, la era 2003/2004 le dio bastantes alegrías al intérprete: Grammy Latino a Grabación, Canción y Álbum del año, además de Artista Pop masculino e Ingeniería Pop. En los Grammy de verdad también tuvo suerte, llevándose a casa el premio a Mejor Álbum de Pop Latino.
https://www.youtube.com/watch?v=swemjWzos2o