Qué mala situación la de Charlie Puth antes del lanzamiento de ‘Voicenotes’. El cantante había sido presentado con ‘Nine Track Mind’, y había consigue debutar con éxito al estirar la fiebre por el doo-wop y lo vintage, en cortes como ‘Marvin Gaye’. Pero el éxito de sus singles contaba con un pequeño truco: en sus dos mayores hits, el muchacho había tirado de Selena Gomez y Meghan Trainor como invitadas, y por tanto, existía la posibilidad de que el proyecto estuviera basándose en exceso en la dependencia.
Meses después de terminar la promo del disco, y habiendo dado carpetazo a esa primera etapa, Charlie Puth reconocía que aquel álbum “no había salido como él había proyectado” y se sumaba a las espantosas críticas que había recibido por parte de los medios especializados -‘Mind’ tiene un 3,7 de media en Metacritic-.
Será por eso que de cara al segundo álbum, ‘Voicenotes’, Charlie ha llegado con las ideas más claras y excluyendo a todo productor ajeno a su equipo de confianza del setlist: ni DJ Frank E, ni Red Triangle, ni otro puñado de nombres de ‘Nine Track Mind’ han tenido hueco en este segundo set. 9 de las 13 canciones del álbum las ha producido él a solas, en las otras cuatro ha sido co-productor. Absolutamente todos los cortes han sido compuestos y co-escritos por él. De modo que, de caerle otro jarro de agua fría, Puth no tendría dónde refugiarse.
Antes de ver cómo han salido las cosas, parémonos a descubrir nuestros temas favoritos del álbum.
Patient
Justo en el centro del álbum, Charlie Puth incluye un medio tiempo que marca muy bien las referencias que maneja en el álbum. El cantante invoca el espíritu del Michael Jackson de los noventa, pero también conoce muy bien las influencias que le llegan de Babyface, y otras caras del R&B ochentero de Estados Unidos. Incluso los primeros golpes urbanos de Whitney se dejan sentir en esta canción que pide “paciencia” a una pareja que ha de soportar sus inseguridades y errores, y que es muestra del exquisito gusto de Charlie Puth al cantar. Ese falsete del estribillo es una gozada para los oídos.
How Long?
Con la intención de mantener el éxito de ‘Attention’, Charlie Puth lanzaba otro tema del estilo para suceder al primer single, pero el público había perdido parte de la… erm, atención. Curioso, porque ‘How Long?’ tenía mucho más gancho que aquel primer single, aunque puede que no sonara tan sugerente, sino más desvergonzada. El Charlie Puth más perverso cuenta en la canción una infidelidad sin prestarle demasiada atención a sus actos, vistiendo las acusaciones de su pareja de número de baile, como un acto caricaturizado, de chico malo de manual. La canción es tan bailable y cuenta con tantos ganchos, que la poca vergüenza de Puth cuela, y de qué manera.
Slow It Down
Y en la segunda mitad del disco nos encontramos con esta dulzona pieza disco que parece sacada del catálogo de Daft Punk, en la que Charlie se resiste, de nuevo, al compromiso, continuando con perfil de enfant terrible de las relaciones amorosas: “cuanto más intento hacerle ver que esto no va a funcionar, más rápido se quita la ropa”. De nuevo, Puth sorprende con lo bien que el oyente puede encajar su lado sugerente, manejándose en este aspecto casi incluso mejor que su predecesor millennial: Justin Timberlake.
¿Hemos dicho Justin Timberlake? Sí, en esto del funk-pop, el R&B de saborcito retro y los sonidos pop mezclados con aquellas melodías, él podría haber servido como maestro del nuevo Charlie Puth, el de ‘Voicenotes’, pero es que al muchacho también se le han adelantado, en estas tareas, Bruno Mars, Nick Jonas, Shawn Mendes, Justin Bieber, Jason Derulo, Liam Payne, Maroon 5… es decir, que tonto el último que haya tomado prestadas las mismas referencias de Puth en el último par de años.
Y he ahí donde Charlie tropieza: el que escuche ‘Voicenotes’ sentirá que ya tiene este tipo de material demasiado sobado. Pasará por alto, lamentablemente, que Puth tiene visión para los ganchos pop (‘The Way I Am‘ como prueba de ello), encanto indiscutible como galán R&B (‘LA Girls’, ‘BOY’) o que es un vocalista con un control impecable y una clase como la de pocos en la actualidad (‘If You Leave Me Now’ o la balada final ‘Through It All’). El oyente no prestará atención a estos pequeños detalles porque el material ya le ha llegado antes en píldoras non-stop, aunque posiblemente más decepcionantes que las que él presenta.
Y sí, Charlie Puth pagará el pato de haber retrasado el álbum en busca de un hit que nunca llegó a pesar de lo exquisito de ‘Done For Me’ junto a Kehlani, pagará el haber lanzado el resultado de las notas de voz de su móvil después de los cócteles bailables de consumo rápido de Jonas o Derulo, porque existe una sobresaturación de perfil en la industria musical. Y ellos no podían salir escaldados, porque no tienen discos con los que ser sancionados por la repetición.
El cambio a mejor de Charlie Puth habrá llegado demasiado tarde para él, y el disco terminará pasando con más pena que gloria a nivel comercial, pero se puede llevar un par de premios de consolación: el haber firmado un disco estupendo con él como único protagonista, y el que de todos los chicos que miran hacia atrás en busca de inspiración, él es de los pocos que lo ha hecho sin dejar de mirar de reojo hacia delante. Apúntate esto último, Bruno.