Los Eurosingles | 2011 | ‘Que Me Quiten Lo Bailao’, de Lucía Pérez

Los Eurosingles | 2011 | ‘Que Me Quiten Lo Bailao’, de Lucía Pérez

Durante las próximas semanas, nuestra intención será analizar el paso de España por Eurovisión: sus éxitos, sus fracasos, sus delirantes puestas en escena… todo bajo nuestra particular lupa. Como no queremos que la historia se alargue hasta el próximo 2029, y con la intención de hacer más secciones de carácter estúpido, hemos decidido comenzar nuestra andadura eurovisiva en 1990. ¡Esperamos que disfrutéis de este viaje de 25 años!

 

La canción

La canción era un auténtico cuadro. De comedor. No había por donde cogerla, y menos después de que le hicieran algunos arreglos celtas, para que se dejaran ver los orígenes (?) de Lucía Pérez -que era gallega-. Pero qué le iba a importar a Pérez lucir raíces en Eurovisión si durante la final de aquel año prácticamente rogó que no la enviarán con ‘Que Me Quiten Lo Bailao’, que sólo le faltó arrodillarse ante Boris Izaguirre y pedírselo de rodillas con una saeta.

En cualquier caso, la preselección de 2011 dio mucho juego: en el jurado, Merche y Sole Gimenez; Daniel Diges presentando, y Auryn entre los candidatos al Festival. La boyband, por cierto, quedó segunda con ‘Volver’, una balada que después se incluiría en su álbum debut. Quién iba a decir, por entonces, que llegarían Platinos y Oros después de la experiencia.

Pero volvamos a Lucía Pérez; la cantante, que tenía una voz con un timbre personal, cierto toques Amaia Monteriles en sus interpretaciones, y que se manejaba bastante bien con las cámaras, acabó siendo arrastrada al fango por una propuesta verbenera menos divertida de lo que su título indicaba, que no podía esconder su alma de descarte de Vale Music ni con un coro de gaiteros detrás, un tema que llevaba una década pasado de moda. Y eso en España, imaginad la cara de los europeos escuchando algo así en pleno 2011.

 

La puesta en escena

¿Recordáis ‘Noche De Fiesta’? Bueno, pues si vosotros no, ya os decimos que los organizadores del espectáculo y la escenografía de Lucía Pérez sí que lo recordaban. En exceso, nos atreveríamos a decir. Ahí plantaron a la pobre muchacha, con un vestido de Modas Maruchi, bien brillante, bien rosa fucsia, y con una pedrería indescriptible en la falda para darlo todo con una canción que detestaba.

No hacía falta que lo jurase, en cualquier caso, porque los primeros planos de su cara eran un clarísimo Marina Joyce pidiendo auxilio y que alguien la sacara, lo antes posible, de ese escenario. La sonrisa forzada, la mirada que ya pedía disculpas antes de que los países empezaran a no votar a España, ese nerviosismo del fracaso anticipado.

Y los bailarines, que eran un cromo más allá de la pobre Lucía, a la que Dios nos libre de culpar por semejante desastre, cuando posiblemente fue la única que supo sacarlo mínimamente adelante a pesar de todo. Los bailarines, de estricto blanco por si alguien había olvidado 2002, con esos movimientos de gala de ‘OT’ -2011, recordemos, ¡2011!-, que tocarían techo cuando sacaban el as que llevaban bajo la manga:

¡Un maldito avión con alas de fuegos artificiales!

Y pensar, sólo pensad por un momento, que alguien creía que aquel año España tenía alguna posibilidad en un concurso que le sacaba una década a su propuesta.

 

El resultado

2011 fue el año del mayor escándalo encubierto de la historia de Eurovisión: ¿alguien se traga que realmente Azerbaiyán consiguiera ganar con semejante horterada olvidable? ‘Running Scared’ de Ell & Nikki se llevaba la victoria con 221 ante una Italia y Suecia que miraban el marcador con cara de haba, pensando en cuantísimo billetes tenía que haber en el maletín del director del Festival.

Sólo os diremos, para sorpresa de nadie, que el dúo ganador tenía como consejero, atención,… ¡al manager de Sara Serena! ¿Necesitáis algún dato más para confirmar que todo aquello fue una patraña? Al año siguiente, Azerbaiyán llevaría a cabo el Festival De Eurovisión más caro de la historia en un país sumergido en pobreza, con enormes polémicas a su alrededor.

Lucía Pérez, también para sorpresa de nadie, quedó vigesimotercera, apoyada por 24 puntos que, alguien se lo pague con un buen marido, llegaban desde Portugal y Francia. El vecinismo salvó medianamente el culo de la gallega, que de lo contrario, bien podía haber quedado última. La máxima puntuación que ‘Que Me Quiten Lo Bailao’ conseguiría además de esos, fueron los 5 puntos de Rumanía.

Como dato curioso, el televoto la dejó 16ª, pero fue el jurado quien terminó de hundirla. ¿En qué pensó el público aquel año?

 


¿Qué fue de ella?

Abramos el melón de la carrera de Lucía Pérez: tiene un “disco de oro gallego” por las ventas de su álbum de 2003. Un disco de oro gallego. Gallego. ¿Pueden dejar los fans de inventar sandeces? A este paso vamos a entregarle el disco de oro portugalujo a Yurena. El platino vigués. Disco de albal de viladecans.

Pero yéndonos a lo que fue de Lucía Pérez después del Festival, la cantante lanzó con Warner Music el álbum ‘Cruzo Los Dedos’, que alcanzó el #31 en España para después desaparecer sin dejar rastro. El álbum, era un refrito de temas de la cantante con los nuevos de ‘Destino Eurovisión’.

Después de aquello, en 2014 Lucía lanzaría ‘Quitapenas’, su último álbum de estudio hasta la fecha. En los últimos años, ha colaborado activamente con la televisión autonómica gallega, la TVG, donde actualmente presenta ‘Quérote Tanto’. 

Que le quiten lo bailao.

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