Todo apuntaba a que Taylor Swift sería la estrella en liderar el próximo intermedio de la Super Bowl. Sin embargo, la artista, consciente del boost que el evento suele darle a las canciones tocadas en él, ha decidido esperar a tener todos sus álbumes regrabados para que los ingresos del mini-concierto vayan directamente a sus arcas, de modo que ha terminado rechazando ser la protagonista de la noche.

Y con su ausencia, de pronto se generó la duda de quién estaría al frente del intermedio. ¿Miley Cyrus? ¿Pink? ¿Ariana Grande? Se conocía la preferencia de la Liga de Fútbol Americano por que fuera una artista femenina quien la protagonizara el año que viene. ¿Por qué no nadie pensamos en Rihanna? Porque la artista había rechazado -de forma muy pública y abierta- participar en la Super Bowl años anteriores, por los conflictos raciales de la NFL. Sin embargo, ayer daba la sorpresa confirmando que sería ella la que animara el intermedio.

Rihanna lo hará motivada por los cambios de los últimos años dentro de la estructura de la Liga, que ha dado paso para comprometerse de forma más explicita a nivel social, incluyendo un giro argumental en el nombre encargado para organizar el intermedio: el de Jay-Z, amigo de la cantante desde hace décadas.

La presencia de Rihanna en la Super Bowl no sólo era tremendamente esperada por público y organizadores, sino que además supone uno de los más excitantes comebacks de los últimos años en el universo pop. Pero, ¿qué cabe esperar de su medio tiempo?

Invitados, pero que no aparten el foco

Lady Gaga y The Weeknd fueron de los pocos artistas de los años recientes en no invitar absolutamente a nadie a su espectáculo del intermedio. Y seamos sinceros, un poco de ayuda hubiera refrescado su show. El resto de participantes siempre han optado por colaboradores: Beyoncé subió a las Destiny’s Child, Katy Perry a Missy Elliott, Madonna a media industria, Justin Timberlake a Prince estando de viaje, Shakira y J.Lo a Bad Bunny y J Balvin… generalmente siempre hay momento para la sorpresa.

Y en el show de Rihanna también debería haberla, siendo ella una artista a la que históricamente le ha gustado colaborar. Ahora bien, habrá que elegir bien a los invitados. Twitter, por ejemplo, en un alarde de entusiasmo absoluto apostaba por Britney Spears en el remix de ‘S&M’. Error: el foco pasaría directamente a Spears, pues su comeback es casi tan esperado como el de la propia Rihanna.

Los que suban al escenario tienen que aportar el suficiente interés como para estar en una Super Bowl, pero también permitir que el centro del show siga siendo Rihanna. No queremos que ocurra como el año de Coldplay, en el que Beyoncé y Bruno Mars ahogaron a la banda hasta dejarlos prácticamente fuera de los titulares.

El single de comeback, presente

Rihanna podría utilizar la Super Bowl de dos maneras: bien como herramienta de reposicionamiento, devolviéndola a la conversación del público recordando los hitos de su carrera -tiene, ojito, catorce #1s en el Hot100 y 23 discos de Platino en el Billboard 200 con sus ocho álbumes de estudio-; o bien como herramienta de comeback musical, presentando en el show alguno de sus nuevos temas.

Históricamente la Super Bowl ha tenido un recorrido de hits reconocibles por parte del público, sin dar pie a presentaciones de nuevo material, pero bien es cierto que en los últimos años rara vez ha servido el evento como momento de comeback de ningún artista del nivel de Rihanna, después de tantísimos años de prácticamente absoluto silencio.

Por tanto, dentro de los aproximadamente 14 minutos de los que dispondrá para el show, esperamos que sepa dedicarle uno a la canción que le sirva de regreso: será el evento más visto del año en televisión y el momento perfecto de que le sirva de statement presencial.

Un setlist sin mayores sorpresas

Precisamente porque abogamos por ese espacio para el nuevo single, esperamos un setlist sin mayores sorpresas después. No apostaríamos por hacer justicia a este o aquel álbum, o a este o aquel track que debió tener mayor repercusión. Porque sí, canciones como ‘Kiss It Better’, ‘What Now’ o ‘Te Amo’ quizás merecieron más, pero no es el momento de reconocérselo.

Rihanna tiene tal despliegue de hits -nada menos que 31 singles top10 en Estados Unidos y ¡209 Platinos!- que va a ser complicado que elija los clásicos más clásicos, pero no deberían faltar ‘We Found Love’, ‘Only Girl’, ‘Umbrella’, ‘Work’, ‘Rude Boy’ o ‘Diamonds’. Conociéndola, sacrificará algo en favor de un número tipo ‘Needed Me’ o ‘Man Down’ -sinceramente esperemos que no-, y un smash como ‘Stay‘ por algo como ‘Love On The Brain’, que tampoco lo vemos del todo mal, porque ya es un clásico de su repertorio.

Ojalá vaya al grano y se marque un medley como el de Gaga en su día, apostando por lucir más cada smash y no por apelotonarlos todos en el menor tiempo posible. Somos todos conscientes del curriculum de Rihanna, este debería ser simplemente el momento de lucirlo, no de exprimirlo.

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